“Ninguna ética del mundo puede eludir el hecho de que para conseguir fines ´buenos´ hay que contar en muchos casos con medios moralmente dudosos”. (Max Weber, La política como vocación)
Las plantas de clasificación
Las plantas de clasificación de residuos reciclables son instalaciones destinadas a la recepción de residuos clasificados o sin clasificar, en las que se procede a su separación, tipificación, acopio y preparación para la comercialización posterior como insumos del reciclaje. Dichas instalaciones pueden ser parte de la gestión local de los residuos de un distrito. Cuando ello sucede los residuos que allí se descargan fueron objeto de una recolección selectiva de residuos reciclables, tanto en grandes generadores como en generadores domiciliarios.
La gestión y operación cotidiana tanto de la recolección selectiva como de la planta de clasificación puede realizarla el propio municipio, o bien constituir servicios concesionados tanto al sector privado como a organizaciones del tercer sector (cooperativas, asociaciones civiles, fundaciones)[1]. Un informe de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación de 2011[2], identificó 203 plantas de clasificación reciclables operativas, 70% de las cuales se concentraba en la región central del país (provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba)[3]. Por su parte, un estudio sobre algunos aspectos de la gestión de los residuos en municipios del país que de acuerdo a los resultados del Censo del año 2010, contaran entonces con al menos 8.000 habitantes o bien fueran cabeceras de departamentos, contabilizó en el año 2019 126 localidades que derivan residuos a plantas de clasificación. La distrubición de los mismos se aprecia en la siguiente tabla.
Tabla N° 1: Jurisdicciones con Plantas de Clasificación
Fuente: eleboración propia
El mismo estudio reconoce que la modalidad operativa predominante en las plantas de clasificación es la administración a cargo del propio municipio. En efecto, de los 102 casos en los que se pudo obtener esta información, 57 tienen dicha modalidad de gestión. Luego aparecen 27 casos donde la administración se encuentra a cargo de una o más cooperativas, y las alternativas donde se comparte la administración en forma mixta entre el municipio y alguna organización cooperativa son 13. La concesión a operadores privados solo fue registrada en 4 casos, y en 1 a un taller protegido.
Tabla N° 2: Modalidades de administración de las Plantas de Clasificación
Fuente: eleboración propia
Mercado de residuos reciclables
En el mercado del reciclaje los precios a los que se comercializan los distintos materiales fluctúan en función de una serie de variables: calidad, cantidad, presentación (enfardados o a granel), dimensiones (en el caso de las materiales ferrosos) y costos del transporte o flete. De todos modos, las cotizaciones más elevadas son siempre las que ofrecen las industrias que reciclan los materiales.
La siguiente tabla contiene las cotizaciones del mes de marzo del corriente año (por kilogramo) de distintos materiales vendidos en fardos, tanto a acopiadores (Mar del Plata, Totoras, Chascomús) como a recicladores ubicados en el conurbano bonaerense (Tigre y Rafaela).
Tabla N° 3: Precios de los materiales según tipos de compradores
Puede observarse que los precios obtenidos por la venta a recicladores son siempre superiores a los conseguidos con la venta a acopiadores locales. Ahora bien, para poder vender a las industrias, los interesados deben cumplir una serie de requisitos y condiciones: acordar entregas regulares mínimas, tener las habilitaciones e inscripciones impositivas y fiscales, poseer cuenta bancaria a nombre de la figura jurídica del vendedor para realizar transferencia (en ocasiones en dos o tres cuotas) como única forma de pago. Además estos compradores aplican de modo casi automático descuentos de entre el 2% y el 10% por impurezas o humedad. Los otros compradores en cambio, que ofrecen menores precios que las industrias a las que les terminan vendiendo, no acostumbran tener exigencias respecto del estatus jurídico de los vendedores, adquieren la cantidad que un vendedor oferte y pagan en efectivo contra entrega.
Queda en evidencia que no todos los vendedores alcanzan a cumplir los requisitos exigidos por las industrias, y que incluso algunos que podrían satisfacerlos, resignen esa posibilidad evaluando que, aún obteniendo una cotización inferior, la venta a acopiadores resulta más conveniente.
En el caso de las plantas municipales concesionadas a terceros, la comercialización de los materiales tratados se realiza en función de acuerdos específicos con los compradores que sus administradores escogen en función de preferencias subjetivas. En definitiva, se trata de un arreglo entre particulares privados. En cambio, las plantas de clasificación de gestión estatal deben cumplir con los requisitos que demanda el régimen de contratación de la administración pública, regido por una serie de principios generales como:
a) Razonabilidad del proyecto y eficiencia de la contratación para cumplir con el interés público comprometido y el resultado esperado.
b) Promoción de la concurrencia de interesados y de la competencia entre oferentes.
c) Transparencia en los procedimientos.
d) Publicidad y difusión de las actuaciones.
e) Responsabilidad de los agentes y funcionarios públicos que autoricen, aprueben o gestionen las contrataciones.
f) Igualdad de tratamiento para interesados y para oferentes
Comercio de gestión estatal en el mercado de reciclables
¿Qué compradores del mercado de comercialización de residuos reciclables tienen interés en adquirir, sometiéndose a los procedimientos de la administración pública, los materiales que disponga para su venta una planta de clasificación de gestión municipal? ¿A qué estrategias recurren los responsables de las plantas de clasificación de gestión municipal para poder comercializar los materiales que logran reunir sin obviar dichos procedimientos?
Se describe a continuación el caso tipológico de un municipio argentino que cuenta con una planta de clasificación de gestión estatal y que volvemos anónimo a efectos de poder generalizar evitando brindar detalles y precisiones que correspondería hacer en el tratamiento de una situación específica y particular[4]. La información empírica en que se basa este trabajo fue obtenida a través de entrevistas hechas a encargados de plantas de clasificación de gestión estatal, llevadas a cabo durante los meses de abril y mayo del corriente año.
Características de la gestión de residuos local
La planta: personal y equipamiento
La planta de clasificación del municipio que aquí se toma como modelo comenzó a funcionar hace aproximadamente 6 años. Se trata de un predio alquilado que se encuentra ubicado en una zona urbana y residencial, y consiste en un galpón cerrado de 600 m2 de superficie, con techo de chapa y piso de hormigón, construido en un predio de 2.000 m2 de terreno. Hay vestuarios, una oficina, iluminación, sistema de ventilación y matafuegos. Dispone de sectores para descarga, clasificación, prensado, acopio y rechazo de materiales, cada uno demarcado con pintura en el piso y cartelería.
La planta opera con el siguiente equipamiento para la operación:
Cinta transportadora con tolva de carga
Cinta de clasificación de 11 m a nivel del piso
Cinta para salida de vidrio
Molino de vidrio
Contenedor para vidrio
Cinta de rechazo
Contenedor para rechazo (caja roll off)
Prensa hidráulica de 30 tn (cajón simple)
Prensa hidráulica de 10 tn
Balanza de piso
Autoelevador
En ella trabajan 13 operarios seleccionados oportunamente a través de un censo de recuperadores urbanos realizado en la vía pública entre quienes habitualmente recolectaban en este distrito. La encuesta relevaba edad, domicilio, conformación de su núcleo familiar, experiencias previas, zonas recorridas, estimación de ingresos y grado de interés en formar parte de un plantel estable dentro del municipio. Se realizó una selección del personal priorizando a los que vivían en el distrito y manifestaban interés en incorporarse a una gestión municipal. Otras 7 persona, seleccionadas también mediante ese relevamiento, se dedican, con vehículos de la flota municipal, a la recolección selectiva de residuos reciclables en grandes generadores y ecopuntos (ver más adelante).
Todos ellos cuentan con un salario fijo mensual, obra social municipal, ART, vacaciones pagas, ropa de trabajo y elementos de protección personal. Reciben capacitación en distintos aspectos. Trabaja de lunes a viernes de 8 a 15 hs y, si es necesario, se agregan sábados de 8 a 12 hs, pagado como horas extras.
El origen de los materiales
Los materiales que ingresan a la planta provienen del retiro selectivo en grandes generadores y ecopuntos.
Los grandes generadores fueron seleccionados teniendo en cuenta rubros (barrios cerrados, edificios, supermercados, bancos, restoranes, locales de comida rápida, algunas fábricas, casas de eventos, edificios municipales) y localización geográfica, buscando de este modo un avance geográfico sin mucha dispersión entre los generadores, a fin de minimizar los tiempos y costos de recorridos. Se visitó cada uno de ellos, y se les indicaron pautas para una correcta separación en origen y forma de disposición para el retiro. Una vez aceptada la propuesta, se acordaron frecuencias, días y horarios de retiro con cada uno de ellos. Se les suministró un número para contactarnos en caso de eventuales modificaciones, reclamos o solicitudes. Además se firmaron convenios de colaboración mutua, estableciendo las responsabilidades de cada parte. En la actualidad hay 120 generadores incorporados al retiro selectivo. Las frecuencias de retiro pueden variar entre una o varias veces por semana, quincenales o a demanda del generador cuando acumula una cierta cantidad de material.
El distrito cuenta con 6 ecopuntos (3 contenedores marítimos adquiridos por el municipio y otros tres más pequeños y con forma de kiosco donados por CABA que ya los había dado de baja) ubicados en parques, plazas públicas y lugares de recreación. Cada uno tiene bocas habilitadas para recibir materiales durante las 24 horas, todos los días del año. En todos estos ecopuntos se recibe vidrio, botellas plásticas, envases de Tetra-Brick, latas de aluminio, papel y cartón. También se sumaron pequeños ecopuntos en estaciones de servicio y clubes.
Una vez descargados en la planta, los materiales se van clasificando en la cinta y separando de acuerdo al tipo de material en bolsones tipo big bag. En el caso de los envases plásticos se hace además una distinción por color. Cada operario en la cinta se encarga de separar uno o dos tipos de materiales. Una vez llenos los bolsones pasan a otro sector a la espera de ser prensados. Las botellas de vidrio son retiradas en el tramo inicial de la cinta y transferidas manualmente a otra cinta que alimenta un molino que las rompe y descarga directamente sobre un contenedor metálico provisto por el comprador de vidrio. Cuando este contenedor se llena, el comprador lo retira y reemplaza por otro vacío.
Cuando se advierte que un camión descarga mayoritariamente cartón, el material es llevado directamente al sector de prensado y se evita pasarlo por la cinta de clasificación. Esto sucede en general cuando en su recorrido no hubo residuos domiciliarios provenientes de barrios cerrados o edificios, y predominan los embalajes de supermercados. Los 2 camiones municipales asignados a este programa, realizan entre 2 y 3 descargas diariamente.
Comienza la recolección domiciliaria de residuos
Hay materiales que sufren un segundo proceso de clasificación y limpieza luego de pasar por la cinta y ser embolsados. A los envases de polietileno de alta densidad (PEAD) conocidos como “soplado” (botellas de lavandina, productos de limpieza, shampoo, bidones) se les quita las tapas, que son de polipropileno (PP) y las etiquetas plásticas. A las botellas de polietileno tereftalato (PET) se le sacan o aflojan las tapitas para que no retengan el aire al ser prensadas; de lo contrario conformarían un fardo “fofo”, de mucho volumen y poco peso. Al film se lo clasifica en cristal, color y stretch y se le quitan todas las etiquetas que estén adheridas.
Todos los operarios fueron oportunamente capacitados para ocupar cualquier puesto: carga de la tolva, clasificación, atención del rechazo y recambio de bolsones, prensado, clasificación y limpieza final de materiales que ya pasaron por la cinta, pesaje, carga y descarga de camiones, limpieza general. De hecho, cada cierto tiempo se realizan rotaciones entre las distintas tareas, como medio de aprendizaje y también para evitar el cansancio por trabajo rutinario. Sin embargo, también se busca, en función de sus habilidades y preferencias, una posición preponderante.
El sistema de ventas municipal de residuos reciclables
Una vez identificados los materiales que llegaban a la Planta, los responsables de su gestión buscaron potenciales compradores para los mismos. Para ello se tuvieron en cuenta una serie de factores:
Que se tratara de empresas recicladoras con los mejores precios del mercado.
Que estuviesen relativamente cerca de la planta para minimizar los costos de transporte.
Que estuviesen dispuestos a inscribirse como proveedores municipales, pagando el canon correspondiente (una sola vez). Esta inscripción habilita a participar en los concursos de precios de reciclables que organiza el municipio.
Que tuviesen disposición para el retiro de los materiales en planta con los camiones habilitados.
En el marco del acercamiento a esos compradores, se los invitó a efectuar visitas a la planta, donde se les mostró el proceso de trabajo, la modalidad de clasificación y la calidad de los productos finales obtenidos. Estas visitas redundaron en adaptaciones de los sistemas de clasificación, que inicialmente se hicieron en función de los conocimientos que tenían los operarios de su experiencia como recolectores. Así se advirtió que si los envases de gaseosas se entregaban con etiquetas de plástico y tapas, su era menor que si se separaban esos elementos. También se descubrió que no era necesario retirarles las etiquetas de papel. Otro aprendizaje derivó en dejar de separar en grupos distintos los envases de plástico de color azul, rojo y verde. Se trataba de una práctica que, debido a la escases de esos materiales, demandaba mucho tiempo hasta que se acumulara una cantidad suficiente para completar un fardo. Pudo entenderse que esos colores podrían mezclarse en una sola categoría que se vendía como plástico “tuti”. También se registró cuáles eran los tamaños convenientes de fardos, los materiales que podrían entregarse a granel y la clasificación que podía efectuarse de los distintos tipos de film de plástico.
Las visitas de los compradores a la planta fue un fructífero intercambio para un mejor conocimiento de las condiciones que debían reunir los materiales para mejorar su cotización. También permitió lograr fluidez en las relaciones personales entre las partes y establecimiento de lazos basadas en la mutua confianza, más allá de los acuerdos comerciales.
La venta de los materiales reciclables se realiza a través de un concurso de precios entre los compradores inscriptos como proveedores de la municipalidad que presenten una oferta. El área de la gestión de los residuos local determina el momento en que está en condiciones de realizar un concurso, una vez reunida una cantidad de material suficiente para su comercialización. Así se establecen los tipos, cantidades y precios base (mínimos) para cada material a ser vendido. Esta información pasa al área de compras de municipio, en donde se confeccionan los pliegos de condiciones para el concurso.
En los pliegos se establece el objeto de la venta, es decir, los tipos de materiales a vender, sus cantidades y precios base. También la forma de entrega del material: a granel en bolsones, en fardos de tales pesos y medidas, siempre con retiro en la planta a cargo del comprador seleccionado.
A efectos de poder cumplir con el requisito administrativo de que existan al menos dos ofertas por cada material, extraoficialmente se les solicita a los compradores que, en caso de estar interesados solamente en un único tipo de material, igual coticen el precio base para otros.
Los oferentes tienen un plazo (en general una semana) para llenar los pliegos. Allí establecen un precio para cada material y entregan su propuesta en sobre cerrado. Luego, el área de compras realiza la apertura de los sobres y adjudica cada material a la empresa que cotizó el precio más elevado. Se informa los resultados a los adjudicatarios, quienes abonan al municipio la suma establecida mediante transacción bancaria, quedando entonces autorizados para el retiro de los materiales en la planta.
Incompatibilidades entre las condiciones del estado y las prácticas del mercado
En el proceso se comercialización de los residuos reciclables descripto se presentaron una serie de dificultades imprevistas. Algunas se relacionan con características circunstanciales idiosincráticas, como el hecho de que el galpón de la planta tiene muy escaso lugar para almacenar bajo techo el material listo para su venta. De hacerlo se ocasionarían múltiples problemas de circulación y seguridad en el trabajo, además de verse afectada la operación y producirse desorden y suciedad que redundarían en dificultades para aumentar niveles de producción. Y estoquear material a la intemperie deteriora su calidad, sobre todo de los celulósicos (papeles y cartones).
Otros factores se vinculan a la incompatibilidad entre los procedimientos de venta propios de la administración pública y los modos y características de comercialización establecidas como típicas de este mercado. Por ejemplo, entre los compradores contactados no existía la práctica de inscripción (presentando toda la documentación requerida) como proveedores de ningún municipio. Y hacerlo les implicaba una dedicación y esfuerzo desmesurados para una adquisición relativamente chica en comparación con la que están acostumbrados (no hay que olvidar que se buscaron los compradores que pudiesen ofertar los precios más elevados, siendo éstos los que compran grandes cantidades). Por otro lado, el pesaje del material lo realiza el comprador en sus propias instalaciones, y en función de los resultados de sus inspecciones y análisis de impurezas y niveles de humedad con que oportunamente se lo presenta, aplica descuentos que pueden alcanzar hasta el 10%. Además debe considerarse que el comprador abona recién luego de haber realizado el pesaje y las inspecciones, generalmente en cuotas. Estas eran condiciones inadmisibles para el área de compras municipal.
Finalmente otro problema consistió en el hecho de que los compradores exigían como compensación por someterse a las pautas del concurso municipal que se le garantizasen entregas regulares durante al menos un año. Esta demanda era inaceptable para los concursos de precios, donde en una nueva licitación un nuevo oferente podía establecer un precio más elevado que el ofrecido por el último comprador, y podía eventualmente desplazarlo y no volver a presentarse en un nuevo concurso.
Se sintetizan en la siguiente tabla los distintos aspectos que se advirtieron como incompatibles entre las condiciones del concurso de precios y las prácticas habituales de los compradores:
Tabla N° 4: Comparación de condiciones del concurso de precios y las características del mercado de reciclables
Estrategias superadoras
Para resolver las dificultades arriba mencionadas la gestión municipal adoptó una serie de estrategias. La experiencia adquirida durante los primeros concursos permitió conocer y evaluar a cada comprador. Se consideraron sus disposiciones administrativas para llenar y cumplir en tiempo y forma con la confección de formularios y demás requisitos establecidos en los pliegos, el cumplimiento de las fechas de retiro del material comprometidas con camiones en buen estado y apropiados para efectuar la carga (tipo semi, abiertos o cerrados, con cajas roll-off para cargas rápidas a nivel del piso), la cancelación de los pagos en los plazos establecidos, el ofrecimiento de precios de compra competitivos si se detectaba aumento de la cotización entre los concursos y continuidad en las presentaciones, entre otros.
Una vez establecidas relaciones de afinidad y confianza con los compradores de cada material, la gestión local llegó con ellos a un acuerdo bajo cuerda de importancia trascendental: permitirles que se llevaran materiales a cuenta de futuros concursos.
Dicho arreglo permitió sortear las incompatibilidades antes mencionadas:
No fue necesario acopiar una gran cantidad de material en la planta de clasificación. Cuando se reúne lo suficiente como para llenar un camión, se llama al comprador y éste pasa a retirarlo. Esto permite liberar espacio en el predio, permitiendo una operación más ordenada, eficiente y menos riesgosa.
Una vez realizadas algunas entregas, se realiza el concurso de precios por el total de las mismas. Esto redujo a dos o tres la cantidad de concursos por año, situaciones que demandan tiempo e intervención de muchas personas, tanto del municipio como de las empresas compradoras.
Al entregar los materiales en forma acumulativa y previa a la confección del pliego, no sin control de las básculas propias, se acuerdan los valores de pesaje determinados por las empresas, lo que evita divergencias y necesidad de compensaciones posteriores.
Se establece una continuidad de entregas, mayor previsibilidad para las partes y un compromiso mutuo de calidad y precios competitivos.
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[1] La misma función que una planta de clasificación logran cumplirla también actores del sector privado. En estos casos las instalaciones no son identificadas como plantas de clasificación sino como depósitos (en las zonas más urbanizadas) o chacharitas (en otros países de la región se las denomina bodegas). Sus propietarios son llamados depositeros, galponeros, acopiadores o intermediarios. Allí la actividad se desenvuelve con independencia de la gestión pública de los residuos y, en caso de existir, de su sistema de recolección selectiva. Los materiales con los que los depósitos trabajan son vendidos por cartoneros o bien directamente por los generadores.
[2] Grupo Arrayanes. Proyecto nacional para la gestión integral de residuos sólidos urbanos BIRF 7362-AR [Internet]. Buenos Aires: Observatorio Nacional de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos; 2011 [citado 6 mar 2019]. Disponible en: https://tinyurl.com/y6evqwdn
[3] Este informe, que incluyó relevamientos específicos sobre las instalaciones, concluyó que la gestión de las plantas, en general, no está integrada con la etapa de separación de los residuos en origen y la recolección en forma diferenciada, lo que limita las posibilidades de eficiencia y sustentabilidad de los emprendimientos, que dependen de la asignación de subsidios públicos. También observó que en la organización de las plantas no existía una adecuada división de tareas entre el personal y que las condiciones laborales eran inadecuadas.
[4] Se trata de una construcción sintética a partir de datos obtenidos de diversas fuentes. Es un recurso metodológico conceptual que posibilita avanzar con la descripción y el análisis, resaltando algunos elemento por sobre otros.